Las cachimbas (también llamadas pipas de agua, hookah, shishas, narguiles...) son utensilios generalmente utilizados para fumar una mezcla de tabaco con aromas o sabores.
La principal característica es que emplea agua para enfriar y filtrar el humo de la combustión, que se realiza por medio de carbón o de otras sustancias.
La aspiración del humo se consuma a través de una manguera, cuya boquilla es frecuentemente compartida por quienes consumen.
Respecto a las cachimbas, hay que tener en cuenta la siguiente información:
Los agentes de combustión (como carbón u otras sustancias) que se emplean en las cachimbas emiten sus propios compuestos tóxicos (como monóxido de carbono, metales pesados y toxinas) que pueden causar cáncer.
El tabaco contiene sustancias cancerígenas y alquitrán, que no son solubles en el agua, y pasan al conducto respiratorio de quienes lo consumen. Está ampliamente demostrado su efecto sobre el cáncer de pulmón, las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad pulmonar.
Es perjudicial la exposición al humo ambiental, o expirado, de la cachimba.
Una sesión media de cachimba equivaldría a unos 100 cigarrillos. En una sola sesión, también se absorbería una mayor cantidad de nicotina, por lo que la dependencia se establece rápidamente.
Estos productos son llamados “de iniciación” por la industria tabaquera, es decir, favorecen la captación de futuros consumidores. Los sabores suaves y dulces inician a jóvenes que, en un principio, quizá no son consumidores de cigarrillos.
Existen riesgos de transmisión de infecciones respiratorias y hepatitis a través de las cachimbas, debido a que se comparten las boquillas y la manguera. Estas habrían de esterilizarse antes y después de cada sesión.
Resulta difícil el control de los ingredientes que se emplean en las cachimbas, tanto para la combustión como para la inhalación.
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